Vivimos en una situación donde lentamente y tal vez sin darnos cuenta estamos nuevamente retrocediendo, las consecuencias aún no las conocemos pero sabemos que si no nos cuidamos todos formaremos parte de esas estadísticas aterradoras a nivel mundial donde se continúan aumentando las cifras no solo de contagios sino de fallecidos.
Y es que no podemos conformarnos con que el fenómeno sea a nivel mundial, considero que es una oportunidad de sentar un precedente y hacer las cosas de una manera distinta intentando que el virus sea benevolente con nosotros y nos mire con ojos menos agresivos. Cuesta trabajo entender como luego de tan enorme sacrificio tanto económico, laboral y en vidas que se hiso con varios meses de encierro, las cifras sean tan altas y nunca antes las hubiéramos tenido.
Era lógico intentar que la economía no sufriera tanto, en nuestro país un muy alto porcentaje de ingresos a los hogares depende de una economía informal que depende de ingresos diarios y que por lógicas razones ante un nuevo confinamiento, se va a ver afectada desatando un efecto domino. No soy quien para entablar juicios, opiniones o señalamientos, en lo personal he cumplido en compañía de toda mi familia, con todas y cada una de las normas y medidas de protección incluso en varias oportunidades en exceso, pero sabiamente decían los abuelos: “más vale prevenir que lamentar” y aunque sea un excesivo en la aplicación de esos protocolos el objetivo es no dejarme alcanzar por ese enemigo traicionero a cual más.
La prioridad de varios de nosotros, los industriales, es conservar la mayoría de empleos de nuestros colaboradores, de ellos dependen sus familias y de esta economía otros sectores igualmente importantes para su dinámica, por ello la importancia de la sostenibilidad que de no lograr mantener todos de una u otra forma nos veremos afectados, pues difícil seria que una llanta pinchada pueda rodar a la misma velocidad de una normal.
Varios economistas sugieren con toda la razón no consumir productos importados y dedicarnos única y exclusivamente a lo nacional, de esto surge otra inquietud, ¿Por qué existen varios productos nacionales cuya producción es más costosa que la de los importados?
Creo que esta coyuntura mundial, nos debe servir para realizar una revisión profunda de todas y cada una de las políticas de comercio exterior y aranceles a nivel mundial en compañía de los tratados de libre comercio. A nivel interno de los países y en especial del nuestro, llegó la hora de revisar los muy altos costos de transporte desde y hacia los puertos donde las principales ciudades capitales tengan injerencia en toda la operación logística. A lo anterior hay que incluir los costos de los peajes versus estado de las principales vías y la variación de los precios de los combustibles, factores determinantes en toda esta compleja operación.
Que esta crisis o coyuntura nos dé la oportunidad de descubrir que estamos haciendo bien y que debemos corregir para ser mejores en nuestra productividad.
Constantino Camargo.
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